Soy Cirujano Plástico, graduado en Venezuela, con más de 25 años de experiencia profesional y alrededor de 8.000 cirugías realizadas con éxito. Mi formación ha sido continua y rigurosa, tanto en medicina estética como en cirugía plástica y reconstructiva. Actualmente ejerzo en Madrid y Barcelona, donde he homologado mi título de Médico en España, soy miembro de la SEMCE (Sociedad Española de Medicina y Cirugía Estética) y he completado tres postgrados en la Universidad de Barcelona: en Ginecología Estética y Funcional y Cirugía Genital Cosmética de la Mujer, en Medicina Cosmética y Estética, y en Envejecimiento Fisiológico.
Cuando me preguntan en qué me especializo, siempre respondo que un cirujano plástico no se limita a una sola región corporal ni a un único tipo de intervención. Nuestra especialidad abarca tanto la medicina y la cirugía estética —rinoplastia, lifting facial, blefaroplastia, otoplastia, mamoplastia de aumento, elevación o reducción, abdominoplastia, lipoescultura, lifting de brazos, entre otras— como también la cirugía reconstructiva: corrección de malformaciones congénitas, tratamiento de quemaduras, injertos de piel, reconstrucción mamaria tras cáncer y muchos otros procedimientos donde se combinan conocimientos anatómicos, precisión técnica y sensibilidad humana.
Desde mi punto de vista, la cirugía plástica requiere una comprensión integral del cuerpo humano, dominio de múltiples técnicas quirúrgicas y una constante actualización en avances médicos, materiales y tecnología.
Entre los procedimientos que más satisfacción me han dado a lo largo de los años, destaco la lipoescultura de alta definición, por su capacidad para transformar el contorno corporal combinando la reducción de volumen con la definición muscular, mediante técnicas de lipoinyección (lipofilling) y el uso de equipos de última generación como Vaser® y Microaire®, que optimizan tanto la ejecución quirúrgica como los resultados.
También valoro especialmente la mamoplastia de aumento por vía axilar, una técnica segura, discreta y poco invasiva, que permite lograr resultados muy naturales dejando solo una pequeña cicatriz oculta en el pliegue de la axila.
Y, por supuesto, la rinoplastia: una de las cirugías más exigentes y apasionantes. Requiere precisión milimétrica, sentido estético y profundo respeto por la identidad facial. Disfruto cada rinoplastia como un reto único, donde el objetivo es armonizar la nariz con el resto del rostro sin alterar la esencia del paciente.
Cada intervención representa para mí una responsabilidad y una oportunidad de mejorar no solo la apariencia, sino también la confianza y el bienestar de quienes depositan en mí su cuerpo y su historia.